Nieblas «meonas» o «lloronas», ¿por qué suceden?

A veces la niebla también deja precipitación y sin darnos cuenta os calamos al rato por no tener paraguas, ¿a qué se deben este tipo de nieblas?

Irene Santa

Irene Santa

Parece sólo niebla pero al rato de estar bajo ella acabas completamente calado, ¿cuál es la «magia» de estas nieblas capaces de mojar tanto como la lluvia?

Las nubes no son vapor sino gotitas de agua, en estado líquido, suspendidas en el aire y una niebla no es más que una nube muy baja, pegada al suelo. Esta sensación de meterse dentro de una nube podemos experimentarla al ascender por la ladera de una montaña.

Según subimos el aire va siendo más y más frío y, llegada a cierta temperatura, el vapor de aire se condensa y pasa a estado líquido, por eso en muchas ocasiones al ascender a las cimas nos vamos sumergiendo en las nubes.

Cuando estas inmerso en la niebla, en realidad estás dentro de una nube.

Las nieblas que son muy densas, en ocasiones son capaces de dejar precipitación muy fina y débil en forma de llovizna, son las conocidas popularmente como nieblas «lloronas o «meonas», que apenas dejan unas décimas de mm de agua en los pluviómetros. Cuando además hace mucho frío, con temperaturas bastante por debajo de los 0ºC, el hidrometeoro ocasionado por las nieblas pasa a ser cencellada, y las superficies se congelan.

En general, las nieblas resultan muy beneficiosas para la agricultura, especialmente en las zonas donde el agua es un bien escaso. Los atrapanieblas o captanieblas son mallas capaces de recoger estas pequeñas gotas para aprovechar el agua para regar.

¿Es habitual que se den tantas nieblas en esta época del año?

Las nieblas se suelen dar sobre todo de madrugada y bajo condiciones de estabilidad atmosférica: a la mínima que sopla algo de el viento se despejan las nieblas en zonas de interior o, si el sol calienta lo suficiente, hace que se disipen por las mañanas, de ahí el dicho de «mañanitas de nieblas, tardes de paseo«.

Las situaciones anticiclónicas son las que favorecen su aparición, son muy típicas del invierno en nuestro país, por eso suele ser la estación con más días de niebla, aunque lo cierto es que según transcurren los meses de otoño son más habituales.

Sin embargo, en Galicia, las regiones del Cantábrico y en Aragón son más frecuentes en otoño y, en cambio, en el centro, las dos Mesestas, Extremadura, Andalucía, el levante, y las Islas Baleares son más habituales durante el invierno.