La COP25 concluye con muchos frentes abiertos

La COP25 llega a su fin con un buen número de acuerdos que no han llegado a cerrarse. Estos son los detalles de lo que se ha quedado sobre la mesa.

Mario Picazo

Mario Picazo

Un buen número de potenciales acuerdos se han quedado sin resolver sobre todo en el apartado de emisiones de carbono

La Cumbre del Clima COP25 que se ha celebrado en Madrid este mes de diciembre se ha acabado alargando dos días para intentar cerrar un buen número de acuerdos que llevan abiertos cumbre tras cumbre desde que se pusieron en marcha el pasado 2015 en el Acuerdo de París

El principal atasco de esta cumbr, tiene que ver con los complejos mecanismos de política para regular los mercados de carbono. Por una parte, están las complicadas negociaciones de los representantes de 197 países reunidos para presentar sus respectivos planes de recortes de emisiones de gases efecto invernadero, que tienen que se más estrictos que los inicialmente planteados.

Por otra, articular los futuros mercados de intercambio de derechos de emisiones de dióxido de carbono (CO2), algo que siempre ha sido complicado de negociar, y lo ha seguido siendo estos últimos días de la cumbre.

El principal atasco de esta cumbre tiene que ver con los complejos mecanismos de política para regular los mercados de carbono

Las negociaciones de la COP25 en Madrid se han alargado más allá de la fecha programada en un intento por cerrar el mayor número de acuerdos y ante la dificultad de conseguirlo.

Este sábado por la mañana, un día después de la fecha oficial de la finalización de la cumbre, todavía no había consenso entre muchos países, sobre cómo implementar las diferentes medidas de acción.

Los países miembros de la Unión Europea, junto con algunos países de Latinoamérica como Colombia, luchan por conseguir más apoyo por parte de todos los países comprometidos, e instan a todos a potenciar sus planes de recorte de emisiones.

En la actualidad, ninguna de las 20 economías más grandes del mundo, responsables del 70 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, han aumentado sus modestos e inadecuados compromisos de reducción de carbono desde el Acuerdo de París en 2015. 

Ninguna de las 20 economías más grandes del mundo, responsables del 70% de las emisiones mundiales, han aumentado sus modestos compromisos de reducción de carbono

Uno de los pocos apartados en los que se ha conseguido avanzar algo es en la creación de una tasa a las transferencias de derechos de emisiones, principalmente, entre empresas.

Los fondos recaudados se destinarían a ayudas para los países con menos recursos a la hora de adaptarse a los impactos de un calentamiento global, que ya afecta a gran parte del planeta y cada vez parece más irreversible.

Actividades de la ministra de medio ambiente y presidenta de la COP25 Carolina Schmidt, durante el segundo dia de la cumbre

Pero la información inicial difundida este sábado sobre las negociaciones realizadas, no ha gustado en absoluto a las ONG ya que la ven inaceptables. Argumentan que en la COP25 ha habido una desconexión total entre la población y su compromiso por actuar contra el cambio climático, y el de los gobiernos y sus negociaciones. 

Dos bloques de países con dos discursos diferentes

Hay dos grandes bloques de países que parecen remar en direcciones contrarias a la hora de comprometerse con un determinado número de objetivos.

La ONU y un grupo de 84 países entre los que se encuentran España, Alemania, Reino Unido o Francia  se comprometen a que en 2020, ya se presenten revisiones a los objetivos acordados en la cumbre. Pero en ese grupo no están algunos de los principales emisores de gases efecto invernadero como China, Estados Unidos, Rusia o India que no se han sumado a la iniciativa. 

84 países entre los que se encuentran España, Alemania, Reino Unido o Francia  se comprometen a que en 2020 ya se presenten revisiones a los objetivos acordados en la COP25

Otros países menos desarrollados, sobre todo de África y Asia, se unen a estos grandes emisores que por si solos ya aportan más de la mitad del total de las emisiones, justificando que antes de tomar medidas, es necesario hacer balance de las contribuciones que hasta la fecha han hecho los países desarrollados en materia de mitigación y adaptación.

La idea es comprobar si, como se propuso en París 2015, los países ricos están ayudando a los menos pudientes en su lucha contra el cambio climático. 

El problemático artículo 6

El artículo 6 es el otro gran cuello de botella de esta cumbre, una de las principales reglas del libro de reglas de París que requiere negociación. En él se establecen los acuerdos para intercambiar los derechos de emisiones de dióxido de carbono.

Este atasco viene de atrás, cuando con el protocolo de Kioto se establecieron millones de unidades de carbono, que se emplean para compensar las emisiones.

Es tan fácil como comprar unidades de emisión a otros países para compensar lo que has emitido en exceso. Hay países como India, Australia o Brasil que acumulan muchas unidades y pretenden seguir aplicando las reglas del protocolo de Kioto.

También existe el problema de la doble contabilidad de unidades. En ocasiones una unidad de emisión se cuenta en el país que la genera y en el que la compra. 

Lo más positivo de la COP25

73 países han manifestado su intención de reducir sus emisiones a cero para 2050, en el marco de la Alianza por la Ambición Climática. En este grupo hay una amplia representación Europea, incluyendo España.

La idea es desarrollar medidas a medio plazo, como lograr reducir 36 millones de toneladas de emisiones en 2022 y otras a largo plazo, como leyes y políticas en energía renovable y transporte eléctrico.

En la COP25, varios países, como Alemania, Noruega y Reino Unido han anunciado que aportarán una importante suma económica para frenar la deforestación de los bosques.

Movilización social

El movimiento de la población en torno a la COP25 ha sido excepcional y ha marcado un antes y un después respecto a anteriores cumbres. Nunca antes los movimientos activistas, especialmente de jóvenes, habían sido tan activos en la cumbre de Madrid. 

Durante una semana en la que los informes catastróficos de los científicos pintaron un panorama oscurolas manifestaciones, especialmente la multitudinaria marcha en Madrid, el viernes pasado, agregaron un dosis de esperanza a la COP25. 

El movimiento ciudadano ha sido ejemplar durante la COP25 en Madrid.

Muchos organizaciones de la sociedad civil esperaban que la presión de los jóvenes influyera en la decisión de los políticos de tomar acciones ambiciosas contra el cambio climático, pero no fue posible.

La COP25 concluye con muchos frentes abiertos pero dentro de un año, en la COP26 en Escocia, la totalidad del Acuerdo de París entrará en vigor con reglas y políticas que serán difíciles de revisar o revertir independiente del rigor científico que las respalden o del impacto que puedan tener.

VÍDEO: DUDAS SOBRE LA CUMBRE DEL CLIMA DE MADRID