¿El calor no iba a acabar con el coronavirus? Esto es lo último que se sabe

Los rebrotes se multiplican en varios puntos del país y las medidas se hacen más estrictas para evitar los contagios.

Pablo Ramos

Pablo Ramos

Los rebrotes se multiplican en varios puntos del país y las medidas se hacen más estrictas para evitar los contagios

VÍDEO: REPUNTES DE CONTAGIOS TRAS EL VERANO

A pesar de encontrarnos en verano, con altas temperaturas, gran incidencia de los rayos ultravioleta y una intensa luminosidad, los rebrotes y contagios de coronavirus se siguen produciendo por gran parte del territorio.

En el inicio de la pandemia se comentó que factores de este tipo podrían contribuir a contener el COVID-19, tal y como ocurre en con otros virus estacionales como la gripe.

A pesar de las medidas de desconfinamiento y la retirada del estado de alarma, el coronavirus seguía entre nosotros.

Su elevado grado de transmisión, el bajo nivel de inmunidad que existe de momento –no se ha conseguido la inmunidad de rebaño de la que se hablaba-, sumano a que cierto ciertos colectivos sociales no están actuando con responsabilidad, está volviendo a extender el virus por nuestro territorio, sin haber llegado ni siquiera al otoño.

“Actualmente la gran mayoría de los humanos somos susceptibles al virus. Aún tiene mucha capacidad para transmitirse en núcleos y en grupos. Esto hace que el coronavirus se siga transmitiendo incluso en verano y en condiciones de calor y luminosidad”, apunta a Eltiempo.es, José Antonio López, profesor titular de microbiología y director del grupo de Neurovirología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Bien es cierto que desde la llegada del verano, la incidencia del coronavirus ha bajado de forma notable, especialmente por la medidas de protección como el uso de mascarilla, la higiene y el distanciamiento social, pero también porque la luminosidad y radiación inciden en contra de la virulencia del virus.

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El verano también ha traído un mayor número de actividades al aire libre, lo que ha disminuído la transmisión. El problema viene a su vez de las aglomeraciones y actividades colectivas.

“El hecho de que estemos más al aire libre influye negativamente en la capacidad de transmisión del virus. Es decir favorece a los humanos puesto que el virus de la COVID-19 se transmite 18 veces mejor en lugares cerrados, lógicamente sin luz solar y poca ventilación, con más frío y con más humedad», apunta este experto.

«Actualmente la gran mayoría de los humanos somos susceptibles al virus«

«Sin embargo, en aglomeraciones en sitios puntuales, el coronavirus tiene una capacidad de transmitirse superior”, agrega para explicar los rebrotes que se han producido en lugares de ocio, reuniones de familiares y amigos muy numerosas, y espacios en los que conviven temporeros, entre otros rebrotes.

Sin bajar la guardia

Por todo ello, a pesar del verano, no se debe bajar la guardia y hay que mantener todas las medidas de prevención. De hecho, debido a la irresponsabilidad de ciertos colectivos y los rebrotes, varias comunidades autónomas ya han establecido un uso obligatorio de la mascarilla en cualquier circunstancia y algunas zonas han tenido que bajar de fase.

“La gente más joven menosprecia el riesgo y sigue realizando encuentros y reuniones masificados lo que supone un caldo de cultivo idóneo para transmitir por lo que debemos seguir con las medidas de contención”, recalca López.