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La segunda vida de las baterías de los coches eléctricos

Las baterías desechadas crean ‘nuevos residuos’, no obstante, al reciclar y aprovechar adecuadamente sus piezas se puede contribuir a mejorar la calidad del aire y el medioambiente. Te explicamos cómo y por qué.

Uno de los beneficios de los vehículos eléctricos es que, por tener menos piezas que los que utilizan motores térmicos, requieren menor mantenimiento. Aunque esto no significa que no sufran desgaste. Uno de los elementos a revisar es su batería eléctrica ya que, con el tiempo, pierde capacidad y hay que cambiarla.

Las baterías desechadas crean un residuo con el que no se contaba hasta ahora. Por fortuna, al igual que ocurre con otros dispositivos eléctricos, su adecuado tratamiento impide provocar un impacto negativo sobre el medioambiente. Al aprovechar sus piezas se puede contribuir a ralentizar el cambio climático  y mejorar la calidad del aire.

Baterías más duraderas

El aumento de la autonomía de los vehículos eléctricos, las restricciones al tráfico en entornos urbanos o la bajada paulatina de los precios son algunas de las razones que justifican el aumento de las ventas durante los próximos doce meses. Según las previsiones de la consultora DBK, se estima que el parque de automóviles eléctricos en España rondará las 115.000 unidades el próximo año.

La preocupación por el aire que respiramos y la contaminación que producen los vehículos de combustión inquieta a fabricantes y ciudadanos, que también se preguntan si las baterías que utilizan los coches eléctricos están siendo objeto de análisis y de su posterior reciclaje tras quedar inservibles.

Es previsible que con el aumento de las ventas de estos vehículos también se produzca un incremento de este tipo de residuos. Aunque con un adecuado tratamiento su incidencia en el medioambiente debería ser prácticamente nula. Los fabricantes ya trabajan en el diseño de propuestas con una mayor duración que la media de los comienzos, que oscilaba entre los cinco y los seis años.

Según un estudio de Recyclia, el 70% de los materiales que se emplean en la fabricación de la batería de los coches eléctricos e híbridos enchufables puede ser reutilizado

El nuevo SUV Citroën C5 Aircross Hybrid, por ejemplo, ya incorpora una batería con una garantía de ocho años o 160.000 kilómetros para el 70% de su capacidad de carga. Esto implica que el propietario tenga que cambiarla, como máximo, una sola vez durante la vida útil del vehículo.  Cuando esto ocurre, ¿qué pasa con esa pieza que ha caído en desuso?

Desmontaje y reutilización

Los estudios realizados por Recyclia en este sentido son positivos. Esta entidad, dedicada a la recogida selectiva y reciclaje de equipos y dispositivos eléctricos y electrónicos, estima que el 70% de los materiales que se emplean en la fabricación de la batería de los coches eléctricos e híbridos enchufables puede ser reutilizado en la elaboración de otros productos como pueden ser, de hecho, baterías nuevas.

Según su análisis, su reciclaje permite recuperar principalmente metales como níquel, cobre, aluminio, litio y cobalto. Muchos de ellos son materias primas que ya escasean y extraerlas de la naturaleza conlleva importantes repercusiones medioambientales, sociales y económicas, por lo que darles un segundo uso se presenta como la alternativa más positiva y respetuosa.

El SUV Citroën C5 Aircross Hybrid incorpora una batería con una garantía de ocho años o 160.000 kilómetros para el 70% de su capacidad de carga.

En las plantas destinadas al tratamientos de estos residuos, las baterías son sometidas a un proceso de tratamiento térmico, trituración y, finalmente, hidropirólosis. De esta forma se desmontan los elementos que la componen y se separan en función de su tipología para un uso posterior.

La movilidad eléctrica se presenta como una de las mejores alternativas para la disminución de la presencia de partículas contaminantes en el aire. El aumento de los vehículos híbridos enchufables y eléctricos contribuirá en gran medida a que esto ocurra, pero también hay que tener presente la importancia del tratamiento de los residuos que estos generan después de que haya finalizado su vida útil.